Definiciones sobre la cultura y la empresa
Parte IILic. Salomón Jorge BaborAntropólogo. Posgrado en Marketing. Consultor de Empresas. Docente Universitario En el número anterior, habíamos transitado brevemente un camino en el concepto de cultura aplicado al ámbito empresarial, a partir del cual se vinculaban otros tópicos tales como "organización", "corporativo" y la "función" en sentido práctico.
En esta oportunidad, incluiremos en el debate los conceptos de "identidad", "productividad" y "participación" ligados al tema de cultura corporativa.
Identidad, Productividad y Participación
El concepto de cultura corporativa se ensambla también con el de "identidad", a partir del consenso colectivo, el sentimiento por parte de los integrantes de una empresa de ser parte de algo mayor o, en definitiva, constituirse en un grupo y diferenciarse de los otros, ya sean el público, otras empresas, el Estado, etc.
El asunto de la identidad en el ámbito empresarial posibilita entonces un panorama de representación y de auto-representación; es decir, cómo se quiere mostrar la empresa frente al mercado, a la sociedad, etc., a través de los productos y servicios por un lado, como también teniendo en cuenta a la/s marca/s que maneja, los mensajes publicitarios, lemas, entre otros vectores comunicativos que emite la compañía en su conjunto.
En otro orden y complementariamente al eje de la identidad, surge otra de igual o mayor importancia tal vez, que se afirma como el asunto de los resultados económicos y/o financieros. La utilización del término cultura organizacional intenta explicarnos por qué o qué causas son las que generan un bajo rendimiento o rentabilidad alejados a los esperados.
En este horizonte interpretativo, el foco del concepto de "cultura" y de "identidad" hacen lugar al tema de la productividad, en tanto y en cuanto son los empleados los responsables de cumplir con los objetivos que la compañía se propuso en determinado ejercicio económico y sobre ellos recaen las absolutas variables de medición.
Pensemos, por ejemplo, en la cantidad de productos y/o servicios producidos en relación a las horas/hombre o incluso a la cantidad de ingresos por ventas en relación a los recursos invertidos (hombres, capital, etc.), para citar sólo algunas las más relevantes.
El concepto de cultura organizacional se recicla en los discursos que circulan hacia adentro de las empresas y en su contexto –mercado, libros, congresos y simposios afines- exigiendo un cambio de rumbo o, más precisamente, requiriendo y estableciendo políticas de reflexión y/o de acción para los empleados.
En ese sentido, es clara la proliferación de códigos y normas en las organizaciones empresariales, que se manifiesta por ejemplo en los manuales de inducción o de procedimiento (generales o por área) que indican cómo hay que hacer correctas las cosas para que los resultados se concreten.
En ambos conceptos, cultura corporativa y cultura organizacional, encontramos la presunción de que la cultura hace algo para o por las empresas y, sobre todo, la posibilidad manifiesta u oculta de que alguien, sean los líderes o la gente, tienen la obligación o la potestad para hacer, corregir o redirigir los rumbos, para el caso que sea necesario.
Nos encontramos frente a la idea de que en las empresas, la cultura organiza a la gente y simultáneamente, hay que organizar a la cultura, para ser más eficientes, para lograr identidad y/o diferenciarse del resto (de los competidores, por ejemplo).
Existe de hecho cierta línea evolutiva en el tratamiento del concepto de cultura, como una confluencia en un abanico ideológico y de formación muy interesante que se sintetizan en dos tópicos paradigmáticos de la cuestión, como recién mencionábamos: la participación y la eficacia.
En este sentido, estos dos tópicos, la participación y la eficacia, constituyen el tejido de gran parte de las definiciones sobre cultura empresarial, suponiéndoselos como condición necesaria para la garantía del éxito en el mundo de los negocios.
De manera implícita o explícita, tanto la expectativa de la participación por parte de la gente que hace la organización, como la idea misma de eficacia, atraviesan transversalmente todos los discursos que tratan sobre el tema de la cultura en el ámbito empresarial, generando una serie de controversias teóricas y metodológicas de vital importancia para la reflexión sobre qué negocios la compañía debería realizar y cómo ejecutar las acciones productivas correspondientes n
Continúa en el próximo número...
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