Los edificios, especialmente aquellos de gran altura, son estructuras altamente vulnerables a las descargas eléctricas debido a su prominencia en el entorno. Al elevarse sobre el resto de las construcciones, el trazador del rayo encuentra en ellos un punto ideal para concretar su impacto. Cuanto mayor es la edificación, mayor es la probabilidad de recibir descargas eléctricas directas.
Además, en los edificios corporativos y comerciales, la presencia de una gran cantidad de equipos electrónicos, sistemas de telecomunicaciones, servidores y maquinaria de oficina aumenta significativamente la exposición a los efectos de una descarga. Un solo impacto puede generar interrupciones operativas graves, pérdidas económicas y daños irreparables en la infraestructura tecnológica.
La instalación de un sistema de protección contra rayos en edificios no solo mitiga estos riesgos, sino que también garantiza la continuidad de las operaciones, protege la inversión en tecnología y salvaguarda la integridad de quienes trabajan o habitan en el lugar.
En muchos países, la instalación de sistemas de protección contra rayos es un requisito obligatorio para edificaciones de gran altura o de uso público. Implementar estas medidas no solo garantiza el cumplimiento de normativas de seguridad eléctrica, sino que también contribuye a la reducción de riesgos en espacios donde la seguridad es prioritaria.
A pesar de la evidencia sobre los riesgos de las descargas eléctricas, muchas personas perciben la instalación de un sistema de protección contra rayos como una inversión innecesaria. Existe la idea errónea de que la probabilidad de que un rayo impacte directamente en su edificio es baja, lo que lleva a postergar o ignorar la implementación de medidas de seguridad. Sin embargo, esperar a que ocurra un incidente puede resultar en costos mucho mayores por reparaciones, interrupciones operativas y pérdidas económicas.
La seguridad eléctrica debe considerarse una inversión a largo plazo que protege tanto la infraestructura como la continuidad de las actividades diarias, evitando consecuencias que pueden ser catastróficas.
No todos los sistemas de protección contra rayos funcionan de la misma manera. Existen tecnologías avanzadas, como los dispositivos CMCE (Compensador de Campo electro-atmosférico), que no solo conducen la energía del rayo a tierra, sino que previenen su formación, ofreciendo un nivel de protección superior frente a los sistemas tradicionales.
A diferencia de los pararrayos convencionales tipo Franklin, que atraen la descarga, los CMCE crean un campo de protección que evita que el rayo se forme en la zona, eliminando el riesgo de impactos directos en la estructura.
Contar con un sistema de protección contra rayos en edificios es una inversión en seguridad que puede marcar la diferencia entre un incidente sin consecuencias y una tragedia. La protección contra descargas atmosféricas es esencial para garantizar la integridad de las infraestructuras, la operatividad de los sistemas eléctricos y, sobre todo, la vida de quienes trabajan o habitan en el edificio.
Si buscas la mejor solución para la seguridad de tu edificio, considera sistemas de protección avanzados como los CMCE, que ofrecen una defensa efectiva y probada contra los efectos de las tormentas eléctricas.
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