viernes 26 de abril de 2024
Revista Innovación Seguridad » Análisis y tendencias » 15 ago 2011

Bolsas para celulares

Por Ing. Enrique GreenbergLa Ley Nº26.637 de prevención de salideras bancarias establece la obligatoriedad de utilizar inhibidores o bloqueadores de señal que imposibiliten el uso de teléfonos celulares en el interior de los bancos, siempre que no afecten los derechos de terceros fuera de la sucursal ni interfieran otros dispositivos de seguridad.


El Banco Central de la República Argentina reglamentó la Ley mediante el Comunicado Nº49.806 del 20/1/2011, estableciendo la obligatoriedad para los bancos de la adopción de diferentes formas y medidas técnicas para hacer operativa la prohibición establecida en dicha ley para el uso de equipos de telefonía móvil.

Para ello, se contempló la posibilidad de recurrir a procedimientos tales como:

•    La retención del celular por parte de personal de seguridad del banco
•    El ingreso del celular en bolsas precintadas recubiertas o no de material aislante
•    Contenedores radioeléctricos tipo jaula de Faraday
•    Detectores de señales de telefonía móvil y similares
•    Dispositivos inhibidores o bloqueadores de dichas señales

Este abanico de opciones pone en un pie de igualdad, en cuanto a la efectividad de la medida, a una bolsa plástica para guardar el teléfono con un equipo de elevada tecnología como lo es un inhibidor telefónico.

Podría pensarse que esto es en parte debido a los inconvenientes que se ocasionarían por el uso de los inhibidores telefónicos. Mucho se ha hablado últimamente de este tema, lamentablemente sin rigor técnico.
Por supuesto que si se piensa en colocar un inhibidor de 8W de potencia con antenas omnidireccionales en el centro del salón de atención al público, seguramente se inhibirán celulares que estén fuera de dicho salón, especialmente los que pasen por las cercanías de las superficies vidriadas de la fachada del banco. Sin embargo, si se colocan varios inhibidores de 200mW de potencia, cada uno de ellos con antenas direccionales y ubicados -mediantes pruebas y mediciones- en el lugar más apropiado, seguramente no se afectarán los celulares externos al banco, y se tendrá la misma eficacia interna.

Seguramente el Banco Central ha considerado el primer caso, en el cual la entidad bancaria adquiere un producto estándar y lo pone en el salón sin mayor trabajo que fijarlo a una pared, a un mueble o al techo, alimentándolo correctamente.

Si es así, el BCRA ha incurrido en una grosera simplificación, pues no ha tenido en cuenta la segunda alternativa, que va a resultar, en la mayoría de los casos, más costosa que la primera porque implica mayor cantidad de equipos y un trabajo de pruebas y mediciones que no están contempladas en la variante inicial.

Asimismo, desde el punto de vista técnico son inconsistentes los argumentos esgrimidos en contra de los inhibidores, ya que su eficiencia está mundialmente comprobada. Lo mismo ocurre en el aspecto operativo, ya que no se han considerado maneras de utilizarlos sin interferir fuera de los locales.

En cuanto a las posibles afecciones a la salud de las personas, puede demostrase que el nivel de radiaciones no ionizantes es holgadamente inferior al umbral fijado por la Comisión Nacional de Comunicaciones, que a su vez es más riguroso que el de la Organización Mundial de la Salud.

De todas formas, el sector bancario no tiene uniformidad de criterio acerca del uso de las bolsitas:

Los miembros de la Asociación de Bancos Privados de Capital Argentino (ADEBA) adoptaron el uso de la bolsita. A este sector pertenecen bancos como el Galicia, el Hipotecario, el Macro, el Supervielle, el Santa Fe y el San Juan, entre otros.

Los miembros de la Asociación de Bancos Públicos y Privados de la Argentina (ABAPPRA) no adoptaron el uso de la bolsita. En su lugar exhibirán carteles que indiquen la prohibición de uso de celulares. A este sector pertenecen bancos como el Nación, el Ciudad, el Provincia de Buenos Aires y el Credicoop.

Los miembros de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA) decidieron no implementar el uso de la bolsita y también se inclinarán por colocar carteles que alerten que la utilización de teléfonos móviles está prohibida. A este sector pertenecen bancos como el Santander Río, el BBVA Francés, el Citi y el HSBC, entre otros.

La Asociación Bancaria (órgano gremial del sector), en tanto, sostiene que el uso de las bolsitas tiene una efectividad limitada y que las entidades deben hacer inversiones para poner inhibidores de celulares.

Como se puede observar, hay diversidad de criterios, algo que tal vez sea motivado por la vulnerabilidad de la bolsita ante situaciones que permiten sortear el control:

1.    No declarar el celular
2.    Declarar un celular pero llevar otro oculto

Además hay que tener en cuenta que los empleados bancarios están excluidos de este tipo de controles.

Por todo ello, queda claro que la solución que necesitan los bancos es el inhibidor (correctamente instalado). El problema radica en que esta alternativa es más cara.

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